Ben Weiss unió IA con diseño de calzado y contactó a la leyenda de Reebok, Joe Foster, para que se sumara a la idea y fuera su mentor. Los zapatos se fabrican en Alemania, se despachan a casi todas partes del mundo y cuestan 150 dólares.
Imagina tomar una foto del ancho y largo de tus pies, cargarla a una página web y esperar de 4 a 6 semanas para que lleguen a tu casa unos zapatos totalmente personalizados con las medidas exactas de tu talla y diseñados a través de inteligencia artificial (IA). Esto ya es una realidad. Syntilay es el “primer zapato comercial diseñado con IA”, o así lo presentan el emprendedor Ben Weiss y Joe Foster, el cofundador de Reebok en 1958, quien se unió a la idea y ha sido el mentor de Weiss en este proceso.
El proyecto surgió cuando el hermano de Weiss le habló de unir IA con zapatos. “¿Cómo podríamos hacer algo así?”, se preguntó el joven pensando en diseñarlo y poder convertirlo en un producto físico. “Pensamos que la impresión 3D sería la mejor opción para lograrlo, así que contactamos con una fábrica llamada Zellerfeld, en Alemania, que colaboró con Nike y Louis Vuitton; y también contactamos a Kedar, un diseñador de India. Utilizamos este interesante proceso de IA para desarrollar y generar el zapato y luego lo convertimos en un producto real mediante impresión 3D hecho de un material llamado TPU (poliuretano termoplástico)”, cuenta en entrevista exclusiva con Forbes Chile.
“En lugar de hacer muchos bocetos a mano, perfeccionamos el concepto con gran precisión mediante la generación de imágenes con IA. Luego, le pedimos a nuestro diseñador que cree un boceto basado en eso. Usamos otra IA llamada Vizcom para generar un modelo 3D y usamos un generador de patrones de IA para crea texturas. Estos procesos permiten pasar de la idea al producto final”, explica.
La empresa partió con más de 120.000 dólares de capital propio y aún están en conversaciones para decidir si levantan capital. El precio de un par de zapatos Syntilay es de 150 dólares y el costo del envío varía de acuerdo con la ubicación del cliente, pues aseguran que están disponibles en casi cualquier parte del mundo.

¿CÓMO LLEGA EL COFUNDADOR DE REEBOK A SYNTILAY?
Weiss había leído el libro que escribió Joe Foster, el cofundador de la gigante Reebok, llamado Shoemaker: The Untold Story of the British Family Firm that Became a Global Brand. En él habla de su experiencia creando la marca con su hermano y convirtiéndola en una de las más vendidas de zapatos deportivos en el mundo. “Sabía lo que había logrado, así que pensé: sería bueno contactar a Joe para ver si puede ayudarme y construir esta marca”. Días después se reunió con Foster y su esposa en Fort Lauderdale y aceptó unirse a la idea.
“Debo admitir que esto me hace retroceder mucho en el tiempo, ya que dejé Reebok. Me alejé principalmente porque la emoción se había desvanecido. Y al hablar con Ben pensé: ‘¡Wow, es una idea brillante!'”, relata a Forbes Chile.
“Esto es diferente. Algo fresco otra vez. Y por eso es emocionante volver a ese punto de partida. Cuando una empresa crece mucho, casi se automatiza. Simplemente es un motor. Y yo estaba viajando por el mundo, simplemente ondeando la bandera (Reebok) y nada más que eso. Ahora es interesante”, agrega.
Por su parte, Weiss dice que se siente muy afortunado de poder trabajar con Joe por sus consejos. “Joe es una leyenda viviente y lo que ha logrado en Reebok es increíble. Y más allá de eso, lo que ha hecho con su libro, realmente ha contribuido a toda una nueva generación”.

EL TARGET: CREADORES DE CONTENIDO
El objetivo de Syntilay es apoyar a los creadores de contenido con sus propias zapatillas. Para Weiss los influencers en el mundo han tenido mucho éxito vendiendo gorras, camisetas, shorts, sudaderas y distintos productos, “pero generalmente nunca tienen la oportunidad de vender zapatillas como la tienen los atletas. Y esta puede ser la categoría más grande de productos”.
“La mitad de los jóvenes de hoy quieren ser streamers de TikTok o Twitch, YouTubers, etc. Y no creen que puedan ser tan grandes como los atletas porque no pueden estar en su lugar. Queremos cambiar eso y darles a estas personas increíblemente creativas, la oportunidad de diseñar sus propios zapatos y crear productos que realmente puedan expandirse a nivel mundial. Tomamos su esencia creativa y la plasmamos en un producto de calzado físico para que ahora esta generación pueda sentirse empoderada. Por eso la marca se basa en la palabra Syntilay, que significa brillar. Queremos que las personas brillen en cualquier dirección que deseen en la vida. Esa es nuestra misión y filosofía”, puntualiza.
Los fundadores de la empresa saben que toda la atención actual está puesta en las redes sociales. Todo el mundo, o gran parte de él está ahí “impulsando y moldeando la cultura”, indica Weiss. Por eso les hace sentido ser parte de esta transformación cultural y apoyar a los influencers que tienen gran impacto.

LA TECNOLOGÍA EN LOS NEGOCIOS
Joe Foster, consolidado como gran empresario a sus casi 90 años, dice que la tecnología lo está cambiando todo. Para él, la industria del calzado está muy atrasada, pues la fabricación sigue siendo muy tradicional. Mientras que, con la impresión 3D, el tiempo de desarrollo -desde una idea hasta el diseño- de un zapato puede simplificarse de 18 meses a sólo 3; sin embargo, “a menos que se pueda aumentar su velocidad cien veces, nunca se conseguirá volumen. Si vamos por el volumen, en algún momento, optaremos por algo más tradicional, pero la parte inicial será la tecnología en el diseño y el desarrollo”.
“Creo que Nike, Adidas y Reebok probablemente estén trabajando bastante en la idea de la IA y algo de impresión 3D, pero no pueden incorporarla a su gama de productos. No encaja con el método de comercio. Para nosotros, que somos pequeños, es hermoso, nos da la imagen y diseñamos para el mañana. Esto es algo que despierta la imaginación y eso es lo que debemos hacer”, añade.
Y al preguntarle a Foster si cree que es más fácil o más difícil hacer negocios actualmente, responde: “Es muy diferente. No digo que sea más fácil, no creo que sea más difícil. Puedes llegar al negocio más rápido gracias a la tecnología. Tenemos redes sociales. Si hubiéramos tenido esto de Zoom -por donde estamos conectados- en 1958 ¿cuánto tiempo me habría ahorrado?
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